La ciudad de Rosario enfrenta un clima de terror impuesto por narcotraficantes, con estaciones de servicio cerradas, actividades suspendidas, amenazas a funcionarios gubernamentales y un aumento de la violencia. La situación se intensificó después de la movida oficial contra los presos en las cárceles y los crímenes de cuatro inocentes en represalia. Las amenazas y ataques han afectado a diversos sectores, desde estaciones de servicio hasta taxistas y colectiveros, generando un clima de miedo en la ciudad. El Gobierno ha anunciado la creación de un comité de crisis para intervenir en la situación con fuerzas de seguridad federales y las Fuerzas Armadas.

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